Las Ordenes Esotéricas
Consideramos que es importante desde el comienzo clarificar y diferenciar lo que es Utopía de una ilusión.
La utopía (basada en «la Esperanza» genuina) es una probabilidad posible. En cambio la ilusión es una posibilidad probable, es decir que dependería del azar (ya que está forjada en base a una fantasía).
Mientras que la utopía se funda en el poder creador de «la Imaginación», la ilusión es en sí una manera simplista e irracional de escapar de la realidad, justificando muchas veces la inacción.
Estamos al comienzo del siglo XX1, una época en que ve acrecentarse constantemente los avances tecnológicos y científicos en todos los órdenes y disciplinas. Una época en la cual el control o dominio (aparente) que el hombre ejerce sobre sí mismo y la naturaleza, produce más angustia, frustración e inquietud, que esperanza del logro de un mundo civilizado mejor. Una época en que abundan los medios pero los fines se desdibujan eclipsándose. Una civilización ego centrista, regida por interese sectoriales e individuales.
Es preciso dejar los habituales caminos de descripción de los hechos, críticas constantes, lamentaciones inútiles, reexaltación de lo negativo y comenzar un camino menos frecuentado: el de la meditación y la reflexión que nos permitirá obtener nuevas alternativas y pautas de acción. Otro enfoque de la vida, otra posición ante la realización individual y al quehacer social. Otra integración humanística universal que contraste con el mercantilismo del concepto regente en la actualidad de la globalización.
El enfoque materialista y consumista que está imperando en nuestro mundo occidental y que se va extendiendo, embiste a la calidad de la vida, generando daños espirituales, psíquicos, morales y sociales no suficientemente cuantificados y considerados.
El hombre debe enfrentar, quiera o no, sea conciente o no, la tarea de elaborar una concepción de la vida, de su trascendencia. La vida es evolución, movimiento, acción. Y acción es compromiso y responsabilidad. Obrar es formarse una idea de la Verdad, comprender la esencia del ser humano, su integración con la especie y el cosmos.
La naturaleza del ser humano, su alma o su conciencia, es una posibilidad desenvolver, a real-izarse..Es el paulatino desarrollo de un largo proceso. Se ajusta indefectiblemente al mecanismo evolutivo que posibilitó la emergencia a la materia viviente de la materia inerte y luego de la materia vegetativa e instintiva hacia la materia viviente auto-consciente. Es decir, una persistente marcha y expansión y libertad de la conciencia desde la no vida pasando a la sustancia viviente vegetal y luego a la animal sujeta al predomino del instinto y del reflejo hacia el progresivo desarrollo de la mente y la razón, de la conciencia y del espíritu.
La dispersión de energía irradiada por la materia cósmica se armoniza en el otro extremo por la concentración de la conciencia autoconsciente en el hombre.
El hombre occidental, ya que debemos desenvolvernos dentro de nuestra propia cultura, debe lograr un equilibrio entre la dimensión trascendental y espiritual de la vida y la inmanente pragmática.
El enfoque del humanismo espiritual en lo material, intente que la vida continúe dentro del marco de ideales elevados, descartando hipocresías y egoísmos, buscando la libertad en todos los campos, la igualdad, la solidaridad, la complementariedad (en vez de la competencia), la justicia social. Y por supuesto el mejoramiento de la educación, de la salud, del respeto al medio ambiente, etc. Buscando una equidad social, mejorando la calidad de vida para todos.
Y en lo espiritual la posibilidad del ser humano de su auto-conocimiento y realización interior. Y nada se concreta sin que previamente se lo haya imaginado, que la imagen se transforme en idea, y ésta en pensamiento y luego en palabra que la materializará.