Retomando algunos conceptos mencionados en un anterior trabajo, habíamos dicho que Las Escrituras enseñan y la experiencia confirma, que la realidad última del Universo, es un “Principio de Conciencia” – Ese, que duerme en la piedra; vive en el árbol, se anima en la bestia y Habla en el Hombre.
También Dijimos Que Nuestra Ciencia es la del Poder mediante el cual, el Principio de Conciencia se manifiesta y que, como no hay segundo Principio, porque la Escritura dice:
Él, es Uno y no tiene segundo; ambos, la Conciencia y su Poder, son Uno y lo mismo – siendo el “Verbo” el aspecto dinámico del Principio de Conciencia.
Nuestra Doctrina Secreta, entonces, se relaciona con la Palabra y su poder. Y su enseñanza se cubre en tres grados o etapas.
Dicen la Escrituras que el Principio Supremo habla y la Creación aparece y que Esta idea es tan antigua como Universal
Y que Dicho de otra manera, el poder cuya es la creación, conservación y destrucción de todo, es la palabra hecha poderosa por la armonía y ritmo de su forma y penetrante por la oportuna repetición.
Esto lo sabe muy bien don Juan y el jefe de propaganda, el general que arenga la tropa y el orador político, el predicador y el defensor de oficio;
No son los argumentos del seductor lo que convencen a doña Juana o al pueblo, que compra, muere, vota o cree.
El motor de la acción es un resorte de orden emocional que va a escondido en el sonido y cadencia de una palabra cuya retórica, si acaso recurre a la razón, es sólo para brindar el justificativo necesario para vencer las últimas resistencias.
El Principio del que todo esto y su percepción es un efecto, puede ser considerado ya en su esencia absoluta, ya en sus efectos relativos:
Yo Soy esto.
En verdad de verdad todo esto es Brahma.
Cierto, muy cierto, sin ninguna duda, lo de arriba es como lo de abajo y lo de abajo es como lo de arriba, para cumplir los milagros de una sola cosa.
-El es Uno y no tiene segundo proclaman las Escrituras.
Pero, mientras todo esto es movimiento y todo movimiento es sonido, las mismas Escrituras afirman que aquello es quietud y absoluta calma y que en aquello no hay ni movimiento ni sonido.
La aparente paradoja se resuelve por la doctrina de los dos aspectos; la única realidad presenta dos aspectos.
Esto no significa que lo dinámico sea producido por o efecto del aspecto estático.
Los cuerpos en el espacio no son efecto de, ni producto del espacio, pero constituyen el aspecto dinámico de ese espacio.
Tampoco significa que lo estático se ponga en algún momento en movimiento; ni que lo estático y lo dinámico sean formas alotrópicas de una misma sustancia.
Significa que se trata de un único principio que presenta dos aspectos simultáneos.
Durante los períodos de manifestación ambos aspectos coexisten sin que la esencia estática del primero se vea afectada por la naturaleza cinética del segundo.
De la misma manera, como la mente y el espacio tridimensional, (causas necesarias del pensamiento y del mundo objetivo ) no pierden sus cualidades de homogeneidad e inconmensurabilidad, ni se ven afectados por la existencia en sus respectivos senos de los cuerpos de imágenes propios de la experiencia relativa, y sin que el segundo sea un principio material distinto del primero; como tampoco lo son las cosas y las ideas (diferentes en esencia y sustancia) del espacio o la mente en que aparecen.
Todo sigue siendo un único ser que aunque no se apercibe de ello se conoce y se goza a si mismo en el objeto,
De ordinario el hombre es capaz de tres estados:
De vigilia, de sueño con ensueños y de sueño profundo sin ensueño. En tales estados, los términos de la experiencia sujeto, palabra ,objeto presentan distintas relaciones recíprocas, en la vigilia, los tres aparecen claramente disociados.
Lo mismo ocurre en el ensueño; pero en la memoria que de este guardamos al despertar, podemos constatar que sus imágenes no tienen existencia en sí mismas, sino en la mente del durmiente, que dividiéndose el sujeto y objeto hace posible el juego del dualismo onírico
De una manera similar y por las tendencias impresas en su sustancia por su anterior experiencia y por un poder que le es propio, el Principio de Conciencia que en “Sí mismo” es uno e indivisible, como lo es la mente del durmiente del ejemplo, aparece a los efectos de la experiencia dualista, como dividido en sujeto y objeto.
En “Si mismo” el Principio de Conciencia es como un “vacío” , como el espacio que es su Símbolo y como éste , es causa necesaria y neutra de todo.
“Vacío”, no en el sentido de una nada, no es el vacío de la Nadidad, sino el estado natural del ser .
Sólo el ignorante puede considerarlo como una nada dice un libro de instrucciones.
Cuando los cabalistas afirman que todas las cosas proceden del vacío no quieren dar a entender una Nadidad propiamente dicha , porque nunca puede el “Ser” proceder del “No Ser” .
Pero ellos entienden por “no ser” aquello que carece de causa.
En una palabra, Ello, es la causa necesaria de las causas eficientes; a Ello llamamos “no ser primordial” porque es anterior a todo el Universo inconcebible e inefable, se lo llama Aquello.
Él, no es nada. ni materia ni no materia. ni esencia ni no esencia. ni inteligible ni no inteligible, ni ángel, ni dios, ni nada nombrable .
Sus únicos predicables positivos, es decir , sus únicos predicables afirmativos son: Ser, Conciencia y Delicia y su última sustancia es Luz Actividad y Oscuridad .
Además de comprobables por la experiencia directa o indirecta los tres predicables del Principio de Conciencia, o sea Ser, Conciencia y Delicia son deducibles por la inferencia. Porque si los tres términos de la experiencia ordinaria, esto es el sujeto, el nombre y el objeto no tienen existencia en sí mismos, sino que la toman del Principio Ideal del que emanan, es en éste donde debe encontrarse el Ser que se manifiesta en el Objeto y la Conciencia y Delicia que hacen al sujeto de la experiencia.
Sabemos que la sustancia última del Principio de Conciencia es Luz porque en Si mismo es Sabiduría y porque se manifiesta en el Sujeto como Conciencia de Ser y Conocimiento.
Sabemos que es sombra porque en su última forma de la que nace y a la que siempre vuelve este Principio es un inerte Vacío y un absoluto olvido , propiedad esta que, durante los periodos de manifestación se despliega como no yo y objeto de conocimiento,
y sabemos que es actividad porque su naturaleza es la de una energía estática en los estados absolutos y dinámica en los relativos, cuando, por la urgencia del deseo se exterioriza como una u otra forma del movimiento.
Cuando inmanifestado, el aspecto dinámico permanece como posibilidad latente en el quiescente seno infinito y en la naturaleza que le es propia al aspecto estático del Principio de Conciencia y las tres propiedades de su sustancia esto es Luz, Actividad y Oscuridad, se mantienen en perfecto equilibrio neutralizándose mutuamente.
Pero en la manifestación y a partir de ese punto que se llama Comienzo, el equilibrio se rompe y las tres propiedades se contraponen buscando cada una prevalecer sobre las otras dos.
Aparece entonces el mundo de los nombres y las cosas de la mente y la materia, del objeto y del sujeto, dándose el juego de la experiencia dual.
Así como el aspecto estático del principio de conciencia es quietud y silencio, el dinámico es movimiento y sonido.
Lo que conocemos, lo que podemos conocer de Aquello, es este, su poder o verbo. y como dicen las escrituras, a Dios nadie lo vio jamás , así declaró el unigénito hijo que está en el seno del padre.
Dicen también las Escrituras: “y habló Jehová con vosotros. -De en medio del fuego oísteis su voz . -Más a excepción de la voz, ninguna figura visteis”.
- A este verbo lo podemos conocer ya en sí mismo por el éxtasis, ya en su naturaleza sutil por los sentidos extraordinarios, ya en sus efectos sensibles como escritura, poesía, símbolos y todo esto.
- Por esa razón, porque lo absoluto es incognoscible y solo lo relativo puede ser conocido, entre lo infinito absoluto y el verbo, el aspecto dinámico del Principio de Conciencia, el cabalista tiende un velo que no intenta penetrar y comienza a partir del segundo.
Las Escrituras explican qué poder del inmutable Principio Supremo, pasa de la latencia a la actividad, a través de un punto metafísico de tensión que aparece en la perfecta calma de la conciencia absoluta.
Este punto ideal que es la fuente de la que parten las aguas -(y que por eso se lo llama comienzo según Maimónides) – es el Verbo Supremo, cuyas sucesivas modificaciones vienen a ser las causas eficientes instrumentales y materiales de todo esto.
Conviene subrayar que el comienzo no está referido a un punto en el tiempo sino a uno de emanación material y que la Creación, Conservación, y Desaparición de los mundos es una rueda que gira por siempre.
En realidad no hay tal tránsito entre lo absoluto y lo relativo, sino que TODO es un eterno venir a ser, de algo cuya sustancia es movimiento y cuya última naturaleza es Ser, Conciencia y Delicia.