Reencuentro con la DOCTRINA DEL VERBO

En agosto del año 2018 publicamos el último artículo “Nuestro Movimiento” dado que habíamos cumplido nuestra meta de mantener activa la Página durante doce años.

En este año que seguimos padeciendo la Pandemia del Coronavirus notamos que muchos lectores siguen ingresando en la misma,  estamos cerca de un millón trescientas vistas. Por ello “sentimos” la obligación del Reencuentro con la Doctrina del Verbo  en realidad este tema ya lo hemos encarado en otros artículos pero ahora a nuestros estimados lectores en una versión que pensamos que es más fácil comprender.

Habíamos expresado anteriormente que el tema principal, central, en definitiva, de Lumen era la presencia en el Hombre del “Pensamiento-Palabra”  como espíritu encarnado en el ser humano crucificado en la materia.

Estamos transitando la tercera década del siglo XXI y vemos al hombre moderno como un Ser racional. Diríamos  soberbio y asombrado antes los constantes avances logrados por la Ciencia y la Tecnología que parecería no tener límites.

Pero así como en el pasado existieron “Dogmas” en las Religiones en nuestro mundo occidental existe el “Dogma de la Razón” que considera a la misma como la única herramienta o mecanismo para el conocimiento de la Verdad. En realidad varios siglos fue necesario para el desarrollo de la misma (la Razón) y otras facultades deben desenvolverse.

El ser humano sigue enajenándose, es decir volcándose hacia afuera, tratando consciente o inconscientemente de huir de su propio mundo interno, de no ver su propia realidad interior. Continúa desarrollando su vida entre logros y fracasos, entre confusiones, penurias y miserias que él mismo va creando mecánicamente. Llevado por sus intereses y su ambición personal, si darse cuenta que está conformado de afuera hacia adentro, modelado por factores y un mundo que lo fueron  conformando. SÍ, tiene la ilusión que posee libertad de decisión, pero desconoce que somos resultado de factores que ni siquiera comprendemos y sin embargo son los que determinan las circunstancias políticas, económicas y sociales por las que atraviesa la Humanidad entera.

Muchos seres sienten el amargo sabor de la frustración, de no poder encontrar respuestas a los eternos interrogantes existenciales: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? , ¿Cuál es el origen del Todo?

Seguramente muchísimos seres humanos intentan buscar respuestas como lo hacemos los miembros de Lumen y nos inclinamos por el “esoterismo  iniciático práctico”.

Consideramos que así como en lo material desarrolló la Ciencia y la Tecnología  en lo Espiritual también debe desarrollar una Ciencia del Alma (del Espíritu o de su Conciencia) y una técnica.

Y para ello es conveniente volcar nuestra mirada hacia la Cultura Oriental del pasado.

Las fuentes están: Los Vedas, Los Tantras, los Upanishads, los libros cabalísticos etc.,  etc.

La Doctrina que subyace en el “esoterismo iniciático práctico” es la “Doctrina del Verbo”.

Las religiones tradicionales occidentales tenían conocimiento de ello y es así que encontramos expuesta su existencia en la tradición judía en el Antiguo Testamento, en el libro de Génesis precisamente en Bereshit: Dios dijo: hágase…. Y se hizo y dijo que eso era bueno…

Y en el cristianismo en el Nuevo Testamento encontramos en el Evangelio de San Juan: En el Principio era el Verbo…

Y en la tradición oriental hindú: “La Creación del mundo fue hecha a través del Devanagari” (el alfabeto sánscrito).

Nuestro enfoque es como el Hombre en el transcurso de su historia ha crecido en el Arte, en la Ciencia y en la Técnica, también debe crecer en él su sentido espiritual, dado que se le ha otorgado la posibilidad de la autoconsciencia.

Los Mantras  están contenidos en la Doctrina del Verbo.

La filosofía de los iniciados concibe al individuo en relación con el Universo como una esfera menor (microcosmos) dentro y relacionado con el Universo (macrocosmos).

La experiencia finita (esto es la Conciencia individual) es entonces una parcialización de la experiencia mayor la Conciencia total.

La ciencia de la Doctrina del Verbo se llama en el idioma sánscrito “Mantravidya”, de “Mantra” y “Vidya”=conocimiento. Como toda Ciencia tiene su propio vocabulario técnico por lo cual no es necesario inventarlo, dado que existe en una lengua que se ha desarrollado desde tiempo inmemorial De y Para la filosofía trascendente y que es el sánscrito considerado idioma sagrado.

Las palabras ordinarias de uso cotidiano no son aptas para nombrar conceptos extraordinarios, trascendentes, dentro de la temática a la que nos estamos refiriendo. Por ello estamos “obligados”  a utilizar palabras en el idioma sánscrito, que fueron por suerte para nosotros los occidentales  estudiado y traducido por Arthur Avalón (pseudónimo de Sir John Woodroffe  en sus obras. (Las pondremos entre paréntesis y en negrita).

El mundo y la Ley que lo rige es el juego “Lila” de un  Principio de Conciencia (denominado “Chitt”) que se manifiesta y goza de la experiencia. El poder mediante el cual el Principio de Conciencia se manifiesta es el Verbo, la palabra (“Vak”).

El fundamento básico de la Doctrina del Verbo es que todas las cosas tienen o poseen una triple existencia simultánea: objetiva, subjetiva y esencial.

Ante  la mente o entendimiento común y corriente el mundo se presenta como algo, hay objeto (materia) y hay mente.

Pero podemos considerar y ver las cosas desde otro ángulo, desde otro punto de vista.

Entonces, cada uno de estos términos objeto, sujeto y experiencia  son las causas de los otros dos.

A cada objeto le corresponde un nombre y éste tiene el poder de evocar la respectiva imagen en la “pantalla mental” del sujeto. Aparentemente objeto, imagen y nombre son cosas distintas y separadas pero constituyen una trilogía de aspectos complementarios y mutuamente necesarios. Responden a una Única realidad, la experiencia de la Conciencia.

Chitt” en realidad es un  término  intraducible, responde a un concepto abstracto con el que se designa al en sí la Conciencia. Tiene tres naturalezas, propiedades o cualidades intrínsecas a las que se les denomina “Gunas” llamadas Luz (“Sattva”), Actividad (“Rajas”) y Oscuridad (“Tamas”). Se presentan en dos estados que en la filosofía hindú se conocen como “Nir-guna” y “Sa-guna” o sea: sin o con los atributos o cualidades. En el primer estado “Nir-guna” las tres propiedades están latentes, mientas que en el segundo “Sa-guna” se encuentran desplegadas y constituyen el “proteico poder y sustancia” (“Prakriti-shakti”) mediante el cual “Chitt” aparece como sujeto-objeto es decir como la dualidad.

Cuando el Principio de Conciencia está en reposo “Nir-guna” no hay objeto-sujeto-experiencia. Es la actividad la que los hace aparecer. La Actividad del Principio de Conciencia se llama la Palabra, Logos, Verbo (“Vak”).

Como la actividad del Principio de Conciencia implica pensamiento y éste a su vez requiere de la  Palabra que a su vez necesita el auxilio de las Letras. Éstas últimas se llaman “pequeñas madres” (“Matrikas”) son siempre “Mantra”.

No importa como se la utilice, sólo que cuando se las colocan en desorden producen “ruido”, de ahí la frase que el “profano no sabe hablar”.

El pasaje del estado de latencia del Principio de Conciencia al de experiencia implica alternancia de la fase de reposo a la de actividad. Esta alternancia se cumple en tres tiempos: Creación (“Sristi”). Conservación (“Sthiti”) y Destrucción de la forma (“Laya”).

La mitología lo representa personificándolo en las figuras de Brahama, Vishnu y Rudra (o Shiva) que constituyen la “Trimurti” (la triple forma brahmánica).

Cada uno de estos aspectos está compuesto por la Actividad y su Poder. Por ello mitológicamente se las representa como una pareja: Brahama y Sarasvati, Vishnu y Lakshmi y Ruda y Gautri (o Shiva y Shakti).

 

Todo el Universo está penetrado por estas tres cualidades que se denominan “Gunas” ya sea en estado latente o  estado presente, en cada partícula de materia, en cada unidad de conciencia, en cada criatura.

Dentro de cada uno de estos atributos del Principio de Conciencia es capaz de cinco funciones primordiales, los cuales constituyen su desarrollo.                                                                                                                         Así” Tamas”(Oscuridad) en su desenvolvimiento produce  los cinco elementos o cualidades sensoriales: Tierra, Agua, Aire, Fuego y Letra.

Tierra es el elemento de sostén de todo orden, en la filosofía aristotélica corresponde al “cuerpo”, en la tradición hindú “Prakriti” Y “Prakriti-shakti” por cuya transformación “Chitt” (el Principio de Conciencia) aparece como sujeto-objeto.

Agua es el elemento proteico “aglutinante”, según Aristóteles es la “forma”.                                                                                                                          Aire es la naturaleza expansiva, multiplicadora, volitiva., es el Espíritu, según los griegos es el “pneuma”.

Fuego es la fuerza aparicional,, en términos del transcurso produce el devenir. Es el Sol, la potencia germinal, la fuerza de todo crecimiento y desarrollo.

Por último la Letra es elemento consciente objetivo.

Estas apariencias llamadas “Bhuthas” a igual que sus contrapartes subjetivas, los llamados “Indriyas”. Constituyen los cinco elementos de percepción (psico-fisiológicos) o “Jñanendriyas” y son generados por  “Sattva” (luminosidad): olfato, gusto, vista, tacto y oído, también los cinco elementos de acción o “Kamendriyas” productos de “Rajas” (actividad) y que constituyen las funciones de locomoción, asimilación, expresión, reproducción y palabra.

Por supuesto que todos derivan del Principio de Conciencia cuya sustancia es capaz de vibrar de los modos básicos señalados.

Sintetizando:

Reiteramos una vez más: la actividad del Principio de Conciencia  es el Verbo,  no por analogía con el lenguaje ordinario sino por identidad, pues el proceso es el mismo.

Si existe una única sustancia, el Principio de Conciencia, no puede haber dos procesos, desde la “Ideación Cósmica” hasta la etapa mundana.

Este mecanismo implica pensamiento, el cual necesariamente de la palabra que está integrada por las letras. Las letras llamadas pequeñas madres, “Matrikas”, es decir que evocan y provocan los poderes naturales que constituyen el contenido de la “Mente Universal”.

Insistimos, no importa cómo se las utilice, sólo cuando la letras se las colocan en desorden “producen ruido y desarmonía, de ahí la frase que el “profano no sabe hablar.”

Por la actividad formativa del Verbo   se organizan y se procede a poner en orden (“Krama”) los elementos (las Letras) el nombre, llamando afuera el aspecto tangible  de la Creación.

En la etapa de la Creación se despliega el triple aspecto (que ya mencionáramos) de los que será el mundo ideal, el tangible y el intangible. O sea el Color (ilusoria división de la Luz), el  principio de la forma, La Letra (aparente división del Verbo) principio del nombre y vibración (“Tattva”) movimiento absoluto de lo que en sí mismo es “no cosa” y es el principio de la materia.

Una vez cumplida la etapa de la Creación devine la etapa de la Conservación, durante la cual se dice que “Elohim” descansa, pues el poder del Verbo reside en los elementos que están absorbidos en la materia no pudiendo  ser discriminados.

Creación, Conservación y Destrucción son vértices del triángulo donde el Verbo opera sus maravillas.. Son etapas simultáneas (no sucesivas) pues en todo momento y aún durante el proceso hay destrucción de una forma y creación de otra..

Los Cabalistas expresan que el Verbo está yendo y viniendo por los senderos del Árbol de la Vida (Etz Jaim, en hebreo) para cumplir los milagros de una sola cosa.

Este artículo está basada en trabajos de Antenor Dal Monte (Uruguay)
El tema por más que haya sido tratado sucintamente amerita su profundización buceando en las fuentes originales para todo  aquél que quiera  una mayor comprensión del mismo.